¡Que el espíritu no se pierda!

El sentir de nuestros lectores en cuanto a la filosofía de nuestro deporte se refiera, para nosotros es realmente muy valioso. En este caso, desde Mendoza, Mariano Lemoine comparte su pensar a través de líneas cargadas de emotividad y pasión por esto que llevamos dentro, como lo es el rugby. Tercer Tiempo

Todos aquellos que alguna vez fuimos a algún entrenamiento y/o entramos a una cancha de rugby a jugar un partido, sentimos algo, muy por dentro, una sensación, un sentimiento, nunca antes experimentado, algo distinto, que nos llenaba el alma y nos hinchaba el corazón.

Eso tan abstracto como real, eso tan fantástico, esa piel de gallina y esas lagrimas del capitán queriéndonos abrazar a todos al mismo tiempo (en la arenga previa en el camarín o debajo de los postes justo antes de entrar), esa corrida para alcanzar algún colectivo o llegar a tiempo a la esquina convenida, ese buen comportamiento previo (en los roles tanto de hijo, como hermano, alumno,…) para evitar LA PENITENCIA.

Ese sinceramiento cara a cara con el que hasta ese momento (quizás promovido por el maestro-entrenador de turno) no estaban las cosas del todo bien y a partir de ese cisma (de ese aclarar los tantos y decirse las cosas de frente!), el comienzo de una gran relación de amistad para toda la vida. La rifa previa al viaje y la rendición de los números a tiempo, contemplando esto, quizás hasta sin saberlo (los padres seguro que si), la inclusión de algún compañero ‘complicado’ para viajar. Las juntadas tan promocionadas por los entrenadores de divisiones formativas, sabedores de lo importante y vinculante de aquello, para empezar a unir definitivamente al grupo. Ah!, y las sentidas palabras de cierre de algún quebrado emocionalmente después de un viaje o gira, endilgándole (atribuyéndole) al rugby y amigos gracias al rugby (el apoyo invalorable e indeclinable en ESE momento), la superación de un grave o profundo problema personal en algún momento crucial de su vida. También cuando ‘salto’ el capitán en defensa del medio scrum o apertura que no estaba en su mejor tarde, bancándolo a muerte ante el pedido de cambio por parte del entrenador. Qué momento! Y con 16 o 17!. Cuanto unen esos pasajes, tantos, de esos inolvidables, compartidos, luchados, superados! A todo esto (dentro y fuera de la cancha) senores y bastante mas, se le viene a llamar ESPIRITU DEL RUGBY, NO SE VE, NO SE TOCA, SE VIVE, SE SIENTE, SE TRANSMITE Y TE TRANSFORMA!

Gracias por leer estas líneas y gracias por el espacio concedido.

Hasta pronto!

 

Mariano Lemoine (Desde Mendoza)

DNI: 23.479.383

Espíritu del rugby

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