El rugby no termina

“No le tengo miedo al fin del mundo, lo preocupante es lo que el hombre hace con él”. El rugby seguirá. Escritorios torvos. Rostros sombríos. Hombres heridos que hieren, a la vez. Toma de posiciones ¿? Trampas. Y tantas cosas más suceden en la caminata sobre la hermosa pradera del rugby.

 

Son hombres que cuando asumieron juraron que el propósito era conseguir el bien común. Las Universidades públicas los hacen jurar cuando les da el diploma. Pero a todas las guerras las hacen los hombres. Los vendavales y los tornados, empequeñecen. Discursos engolados de finales de ejercicios. Llegaron los millones y están en los pasillos. El dinero desfigura los sentidos. Los juramentos se olvidan.

Es un fin de año con muchos lines perdidos por Los Pumas. El calendario inicial de una enorme historia que, por ahora, sobresale intrépida y desconocida. Las ambiciones empequeñecen al hombre y nutren las barandillas. ¿Y el scrum? Bien gracias. ¿El brazo izquierdo del pilar izquierdo? Bien gracias. Volvé Roberto Grau. No, el problema no es la elección de los hombres cuando nacen los seleccionados. Es la andadura la que dará el veredicto. No ha sido el mejor este 2012 que se va. Penales errados y pateadores que nunca entraron al partido.

Millones desaparecidos. Sumarios. Promesas incumplidas. Reuniones. En cuartos contiguos. Lúgubres. Los niños miran. El rugby es el conjunto de voluntades que lo transforman en una unidad que empuja y avanza. Con excepciones, pocas, los dirigentes individuales miran en distintas direcciones. ¿Y el bien común? El rugby no se termina. ¡Pero mirá el daño que le están haciendo!.

 

Por Jorge Mazzieri, desde Córdoba, para Tercer Tiempo

Opinión