El cero

El cero no existe. La nada tampoco. Sí, ya sé, son cosas distintas. De todos modos dejame que te aclare que tampoco se trata de que Jaimito ensaye algún pretexto tratando de convencer a la maestra que le propinó dicha calificación: un cero enorme y que tuvo el efecto de un tackle bien puesto.

POR JORGE MAZZIERI

Concretamente estoy hablando del 20 a 0 en el resultado de algún partido de rugby. Aclaro que también la que ostenta el ganador puede tratarse de cualquier otra cifra. Pero lo cierto es que el O (cero) es inamovible en la organización reglamentaria para la disputa del partido. Yo en cambio sostengo que ningún equipo de rugby luego de la acumulación de cosas que proyectó y desarrolló durante la semana, en la suma final a la disputa del partido debe retirarse del campo de juego llevándose un cero en las alforjas. Y no hablo de merecimientos. Digo que el perdedor concurre al encuentro con algo superior a esa cifra. Que son parecidas, o tal vez iguales a las que preparó el adversario, ese que ganó el partido, que por la manera con la que realizó lo suyo pudo lograr así la diferencia entre ambos. Pero que, de paso, es seguro que de no haber sido por el adversario del 0, lo suyo no hubiera existido. Es una de las explicaciones de la existencia del otro.

Bueno ¿se entendió? Y mi propuesta es que desde el IRB se promueva la exclusión del 0 y que se premie con dos tantos a cada equipo que entra a la cancha a disputar el partido. Así, en el mejor de los casos perderá 5 a 2, y será por un penal en su contra. Porque si es solo por un try en contra será 7 a 2 si no lo convierte. En una de esas el empate podrá ser 2 a 2 y no cero a cero.

Dejemos que el cero acompañe al uno cuando te pongan un 10 en el cole. Será el mejor lugar del o los ceros: los que están después de los números que van del uno al nueve. Y no el que le adjudican a un equipo de rugby que está proyectando y desarrollando lo suyo durante todo el tiempo y que, por la causa que sea, en ese partido no pudo anotar tantos.

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