Concentración, inteligencia y actitud

Los del título, nos son simples ingredientes. Los Pumas ayer probaron -lo comprobaron- con certeza que son una pata necesaria de este hermoso deporte que es el rugby. Cualquiera que falte el rugby renguea. Jorge Mazzieri, Tercer Tiempo
 
 
Argentina por la segunda fecha empató en Mendoza (16-16) con Sudáfrica por la disputa de la segunda fecha del Cuatro Naciones, en el que además participan Nueva Zelanda y Australia, que también jugaron ayer, ganaron los All Blacks 22-0. Este de Los Pumas, ya como Argentina fue el primer punto ganado en el largo match que disputan con los Springbocks, ahora sí Sudáfrica, desde el 6 de noviembre de 1993. Se jugó en Buenos Aires y ganó Sudáfrica 29-26. En los partidos anteriores el que enfrentaba a Los Springbocks era Sudamérica XV, nominación para disfrazar la verdadera identidad, ya que Sudáfrica había sido desplazado del rugby internacional por la práctica de la discriminación racial en ese país.
 
Ayer Argentina mostró con claridad que bastó una semana, algunos videos, conversación con el técnico para desarrollar hasta el punto más alto lo que sus jugadores saben perfectamente. En los tres primeros contactos, con Sudáfrica en la defensiva, Los Pumas fueron para atrás. Sudáfrica ponía más de un hombre en esa acción y no se detenía en el simple contacto, desplazaba para atrás a los argentinos tres o cuatro metros. Fue un llamado de atención. Pero fue la única aparición que hizo recordar al sábado anterior, cuando Sudáfrica se impuso 27 a 6 por la primera fecha. Fue en el país de los Springbocks.
¿Qué cambió? Lo dicho: la concentración mental; la inteligencia demostrada en la capacidad intelectual de entender qué era lo más conveniente para enfrentar a un equipo cuya relación de fuerzas era superior, por lo menos hasta el sábado pasado. Lo hicieron por la plenitud intelectual. Y para que todo fuera llevado al punto máximo, cada centímetro recorrido se impulsó con una actitud que condicionó fuertemente el enfrentamiento. Ayer, la relación de fuerzas favoreció a los argentinos. Debo atender, en mi necesaria visión del conjunto, a que cada uno de los hombres funcionó así, con sentido de conjunto. Y fue el wing Gonzalo Camacho el que por momentos me hizo desatender el juego global. Excelente actuación la de este hombre. Ocupó su lugar, pivoteo, defendió, atacó, apoyó los movimientos en casi todos los sectores de la cancha y además, en poder de la pelota, hicieron falta más de dos sudafricanos para detenerlo. Nunca fue para atrás.
 
Foto: Rudy Michunovich (Especial para Tercer Tiempo, desde Mendoza)

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