Para todos

Escuche decir a un dirigente de la Unión Entrerriana, “La IRB recomendó que los torneos de seven que se jueguen con climas como el de Paraná, los partidos se jueguen de noche”.

O entendió realmente mal, le pasaron mal el mensaje o la Internacional Board no lo aplica en sus propios torneos del Circuito Mundial de Seven, que se juegan todos de día.

Las tres primeras etapas, ya jugadas, se disputaron en climas más tórridos que el de Paraná y ni siquiera hubo paréntesis al mediodía. Australia, Dubai y el muy reciente Sudáfrica (7 días) son una muestra elocuente. Le pregunte a un jugador que estuvo en el país del gran Mandela y me dijo: «hacia mas calor que acá».

O se la contaron muy mal o la inventó como justificación. La realidad muestra otra cosa.

La primera jornada del Seven de la República demostró lo que muchos presumíamos cuando se dieron a conocer los “cambios” introducidos al certamen.

Lo más grave a mi juicio fue la carga horaria que se les impuso a los jugadores. Yo llegue a eso de las 15,30 al escenario de El Plumazo, notando que la mayoría de los planteles ya estaban en el lugar y los que faltaban lo hacían en ese momento.

Voy a poner un solo ejemplo, el de Entre Ríos. Se retiró de El Plumazo, pasada la medianoche, luego de estar más de 9 horas en el lugar. Amargamente me decía un directivo local, “nos llamaron a comer y jugamos dentro de una hora”, era la tarde/noche del sábado. Un despropósito como se ve.

Nunca antes eso ocurrió.

Claro también el público se re pudrió y se fue yendo de a poco. Al final de la jornada se jugaba prácticamente en familia. La pesada carga horaria de 8 horas también hace mella en la gente.

También entre los argumentos en la previa se me dijo: “hay que pensar en los jugadores y el calor”. Me parece que se confundieron o alguien se la contó cambiada. El año pasado los partidos de la tarde comenzaban 15,30, este año 15,40; que cambió?10 minutos.

La programación realmente dejó mucho que desear. Partidos intrascendentes se jugaron en cancha 1; muchos muy importantes en cancha 2 y 3 (Tucumán – Rosario, cancha 3; Santa Fe – Rosario cancha 2, etc.) La diagramación desde atrás de un escritorio fue realmente mala. Tan mala como la diagramación del año pasado que estuvo a cargo de la misma gente.

El público medianamente respondió y al jugar Entre Ríos con Cuyo la tribuna que da espaldas al diamante de sóftbol estaba bastante poblada. A medida que avanzó la noche se fue quedando con pocos espectadores, tal como ha ocurrido históricamente en este torneo cuando cae la luz solar.

No me molesta que se arme un sector denominado VIP. Lo que si genera malas sensaciones es que mientras se disputan con fragor partidos en las canchas, muchos se queden en el lugar sin prestar atención al juego bebiendo y comiendo. Vienen al seven a disfrutar del juego o buscar réditos dirigenciales (lobby que se le dice)? Muchos de ellos siempre dijeron que el rugby es de los jugadores. Con lo que se gasta en ese sector se podrían brindar más comodidades a los jugadores. Hay que reconocer que muchos importantes solo estuvieron por momentos en el sector y siguieron atentamente el desarrollo del certamen.

De aquel clima de confraternidad que siempre genero el seven se ha pasado a este estado de cosas en donde desapareció la bienvenida que daba Tilcara o los famosos discos de Estudiantes el domingo al mediodía; en donde los periodistas tenían su propia fiesta (este año improvisaron un asadito el viernes a la noche en El Plumazo) y los jugadores se cruzaban dentro y fuera de la cancha. No hay clima de tercer tiempo, algo tan importante en el rugby moderno más allá que se promocione desproporcionadamente reinas, rocks y alguna cosa más.

La promocionada luz artificial es realmente mala. Camarógrafos (de In Gol) y fotógrafos (Rudy) se quejaron al unísono de la baja calidad de la misma que muchas veces tornaba dificultoso la identificación de un jugador alejado del lugar en que se encontrara uno. La televisación en directo lo confirmó plenamente., con sectores muy desparejos y baja calidad lumínica.

Se insiste en promocionar conjuntos de rock o elección de una reina, pero no se distingue a personalidades del rugby presentes de una manera u otra en el evento.

Nadie se dio cuenta que ex Pumas como Lucho Gradín, Diego Albanese, Gustavo Piergentile, Cristian Barrea, Lucio López Fleming y otros mas estuvieran en El Plumazo, cumpliendo diferentes tareas pero inadvertidos para muchos. A algunos solo se los mencionó como al pasar, a otros nada de nada.

La segunda jornada fue medio parecida. Algunos jugaron de mañana (igual que otros años, ja) y otros tuvieron varias horas en El Plumazo, aunque en este caso fue medio parecido a años anteriores, pero nunca tan tarde. La final se jugo con poco público, una lástima.

La diagramación de los partidos fue realmente de terror. El local Entre Ríos, ganador de su zona, debió trasladarse a cancha 2 para jugar en cuartos de finales con Santa Fe; lo propio pasó con otro importante juego de la misma instancia. Inentendible. Solo posible para quienes no hacen bien los mandados. Pero ojo, no hay que olvidarse que estos mismos diagramadores habían empujado el año pasado a ese mismo partido a cancha 3. Son consecuentes al menos.

Todos los jueces de touch hasta determinada instancia fueron de la UER y algunos santafesinos, pero se dejo claro que no habría entrerrianos cuando jugara Entre Ríos. Por lógica ninguna Unión del país debería haber tenido ni referees ni juez de touch de su origen.

Sin embargo Pastrana (URBA) arbitro Buenos Aires – Entre Ríos y Anselmi (URBA) la final Buenos Aires – Salta. Se lo dije al propio Director del torneo y si bien ensayo una excusa, me finalizó diciendo “tenés razón, no hay que herir susceptibilidades”.

Quiero aclarar de inmediato de Pastrana (el mejor referee argentino de la actualidad) y Anselmi (reciente controlador de la final del Circuito Mundial en Sudáfrica) tuvieron excelentes desempeños en ambos partidos y que no esta en duda su honestidad intelectual, y su excelente nivel de juego. Pero en estas cosas no se puede obrar con dualidad de criterio.

Si los entrerrianos no podían ser JDT en partidos en que jugaba su Unión, debió obrarse de la misma forma con todos.

En el afán de justificar el formato a algunos jugadores se le preguntaba, muchas veces capciosamente, si les gustaban los cambios introducidos en los horarios. Lo que mas escuche fue: “si es mejor, porque nos permite salir de joda el sábado. Antes no podíamos”.

Honestamente pensé que venía a jugar el mas importante torneo argentino de seven y no de joda a Paraná. Bueno, a muchos así les va. Varios mas se habrán quedado con las ganas, porque sus ómnibus partieron raudamente hacia su destino apenas finalizado el torneo y algunos aún antes.

Debo confesar que a casi todos estos temas lo hable con varios amigos dirigentes. Generalmente no nos pusimos de acuerdo y me dijeron “hay tiempo para cambiar si esto no resulta”, pero no se que pensarán ahora a la luz de los hechos. Se derrumbo el “castillo de naipes”.

Imperdonable e injustificable que los entrenadores de las selecciones de Buenos Aires y Entre Ríos no conocieran el reglamento del torneo. Después se ríen o me cargan cuando yo les digo que no solo hay que leerlos, sino estudiarlos.

No voy a hablar de la faz estrictamente deportiva porque de ello se han ocupado profusamente muchos colegas. Solo voy a expresar que entiendo fue muy positiva, sobre todo para el trabajo sin descanso, paciente, eficiente de Marcelo Faggi y sus muchachos en Entre Ríos y que Buenos Aires es merecidamente el campeón. Sin embargo sigo sin entender porque no vienen mas las selecciones de Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay o Perú en la rama masculina y porque si lo hacen sus selecciones femeninas.

Un párrafo para la Unión Entrerriana. Buena organización, con el esfuerzo de unos pocos. Felicitaciones.

El seven de la República es rugby. Le podemos poner muchos aditivos, pero siempre lo más importante será el rugby. Sigo pensando que el anterior formato es mejor, PARA TODOS.

Por Manuel Arrías

Opinión

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