No cabe lugar a dudas que, los clubes entrerrianos y sus protagonistas tienen como premisas al esfuerzo, el trabajo y el sacrificio. Un paradigma de esto es Gabriel Chiappesoni, el primera línea de Camatí de Viale y una de las piezas esenciales del Seleccionado de Desarrollo de la Unión Entrerriana de Rugby, se impuso a las dificultades que dijeron presente en su camino y persiguió sus sueños impulsados por la pasión del rugby.
Desde Hasenkamp hacia el resto de Entre Ríos y la región. El pilar de la entidad vialense, dialogó con Tercer Tiempo, dio cuenta de su lucha imperecedera en el marco deportivo y expresó su punto de vista acerca de los atributos que pregona la ovalada.
INICIOS
En primera instancia, el hasenkampense se refirió a su génesis rugbística: “Un día apareció Alberto Nin con la iniciativa de conformar un equipo en la localidad y como era algo totalmente nuevo, llamaba la atención. Asistimos muchas personas para poder jugar y formamos los Leones, pero no teníamos una gran cantidad de jugadores en las divisiones juveniles, ya que éramos de distintas edades, entonces solamente estuve un período con ellos”.
“Más adelante, a través de un amigo, me contacté con Carlos Manetti, uno de las mejores humanos que este deporte me permitió conocer y tuve el privilegio de tenerlo como entrenador en reiteradas oportunidades. Siempre viajaba con él o me trasladaba en colectivos para poder entrenar en el Club Tilcara y retornábamos a la ciudad a las once o doce de la noche… si el transporte no se rompía – deslizó entre risas –”, contó, y prosiguió su relato: “Comencé a jugar en la categoría juvenil M15 y en 2007 pude debutar en la Primera División. Justo había subido al plantel superior y tuve el placer de realizar la gira por Sudáfrica”.
Sin embargo, en una buena etapa de su carrera, sufrió un inconveniente que interrumpió su continuidad. “Jugué dos temporadas y sufrí una lesión grave en la rodilla que me llevó a estar parado, sumado al cambio de trabajo, en el cual ejercía mis tareas en horarios nocturnos y se me complicaba para asistir a los entrenamientos, por lo tanto, tuve que dejar momentáneamente”, manifestó.
Pero, no se quedó con los brazos cruzados, siguió insistiendo y con el paso del tiempo, tuvo sus recompensas. “En 2014, me ofrecieron para sumarme a Camatí y no lo dudé. Desde el primer momento me recibieron muy bien y me brindaron la posibilidad de jugar nuevamente con el plantel de mayores. Tuve muchos momentos lindos, conquistamos el Torneo Provincial y estuvimos en los primeros planos. Es emocionante”, concretó.
SENTIMIENTOS
Por su parte, Gabriel deslizó sus impresiones sobre el entorno que forma parte de su cotidianidad: “No se le puedo otorgar un significado concreto porque me quedo con las enseñanzas. Siempre tuve personas que me aportaron consejos y conceptos a mi vida. Los valores del rugby me enseñaron que debo ser la misma persona dentro y fuera de la cancha. Lo más importante son las personas, porque a un equipo lo puede conformar cualquiera, pero conseguir un gran grupo de humanos como lo logramos en Camatí, es muy importante y esto es un fruto de la disciplina que está en el ambiente”.
“Siempre remarco que a los mejores momentos los viví con mi familia al lado. La primera vez que ingresé a una cancha, ellos estuvieron apoyándome desde la tribuna o cuando tenía que viajar, lo hacían de la misma manera, así sea en un medio de transporte o a dedo, y me apoyaron para conseguir fondos en diferentes circunstancias. Todos los domingos, están en la tribuna, en cualquier punto de la provincia que me toque competir y es algo increíble para mí”, sostuvo.
SU MIRADA
“El rugby es un deporte que pueden practicar todos y no debe abandonarse a pesar de las dificultades. Nunca busquen una excusa para dejar, porque es lo más lindo. Me tocó estar a 100 kilómetros de Viale y hacía hasta lo imposible para estar presente”, indicó el forward, y explayó: “Es importante seguir y no rendirse, para disfrutar de los amigos que cosechas en este proceso, de cada partido, de cada Tercer Tiempo que ofrecen los cotejos. El club pasa a ser nuestra segunda casa y el equipo se convierte en la segunda familia. Por esto, tratamos de transmitir el sentido de pertenencia del la institución para que no desaparezca”.
FUTURO
Chiappesoni, actualmente vive en Viale, tras mudarse hace algunos meses por cuestiones laborales. “Al estar más cerca, quiero colaborar más a menudo y sumar para que la entidad continúe en crecimiento”, afirmó indudablemente.
Y concluyó al exponer sus aspiraciones mayúsculas: “En el último tiempo, logramos que esté en lo más alto del interior de Entre Ríos y anhelo que nos mantengamos en esta línea. Todo el plantel superior está abocado en aumentar la base de infantiles y juveniles, porque esperamos asegurar el futuro para que la ovalada no deje de moverse en más adelante, ya que en la provincia generalmente están arraigados a otros deportes y en los pueblos chicos, esta dificultad es notable. Por lo tanto, enfocamos el proyecto plenamente en fortalecer las raíces para mejorar de cara a lo venidero”.