El sorteo desarrollado este lunes de los grupos para la Copa Mundial de Rugby a realizarse en Francia durante 2023, dejó mucha tela para cortar.
Leer o escuchar la referencia de que Los Pumas se vieron “favorecidos” con el azar o que accedieron a un “grupo fácil”, fue el común denominador de la jornada. Y nada, pero nada más desacertado que ese pronóstico.
Lo único cierto es que en algún punto la suerte -si se puede llamar así- hizo posible que el seleccionado argentino eludiera en primera fase a las potencias del hemisferio Sur como los poderosos All Blacks, el último campeón Sudáfrica o los impredecibles Wallabies.
ANTECEDENTES
Sin embargo, por cuarta vez en la historia de los mundiales, Argentina deberá medirse con Inglaterra, el flamante consagrado en el Seis Naciones y adversario al que nunca pudo superar en una Rugby World Cup. En 1995, 2011 y 2019 fueron las ocasiones en las que el representativo nacional tuvo enfrente a La Rosa.
En tanto Japón, viene demostrando con creces su potencial y un marcado crecimiento. Con una considerable base de extranjeros nacionalizados, el elenco nipón dio la nota en 2015 al doblegar a los Springboks y el año pasado, tras superar a Escocia y clasificar a cuartos de final por primera vez. En otras palabras, Japón no es una sorpresa sino, una realidad.
Lo propio sucede con los eventuales equipos isleños que podrían estar en el camino de los dirigidos por Mario Ledesma. Samoa o Tonga, siempre ofrecen disputa. Quizás, un peldaño por debajo pueda estar Canadá, Estados Unidos o Uruguay.
LO QUE VIENE
Dejando atrás cualquier tipo de análisis y evitando ampliar en detalles respecto a que desde esta fecha a 2023 cualquier cosa puede pasar, una jornada en un Mundial es ese momento. Es ese día. Tiene que ver en cómo estén psíquica y físicamente los jugadores de uno u otro. En cómo lleguen. Y para eso falta. De eso, dependerá el pronóstico. Y para Los Pumas, con mayoría de sus representantes distribuidos entre Europa, Oceanía y nuestro país, prever a futuro no resulta sencillo.
