A 14 años «del día que vi jugar a Lomu…»

Cómo olvidar aquel día histórico. Y pensar que pasaron ya 14 años. Para mí, casi toda una vida. Miles de experiencias transcurrieron desde aquel momento y sin embargo, esa vivencia no se extinguirá jamás, ni de mi mente ni de mi retina. Recuerdo como si fuese ayer, aquel 1º de diciembre de 2001. Era adolescente, jugador de rugby juvenil. Aún no tenía a ciencia cierta seguridad sobre qué me depararía el futuro profesional. Sabía que en el mundo del rugby quería estar. Por algo había que empezar. Fue la primera vez que presencié un partido de Los Pumas. Fue nada más ni nada menos que frente a los All Blacks. Fue maravilloso ver jugar a quienes eran mis referentes a nivel nacional en el deporte, frente a mis ídolos.

El increíble Jonah Lomu desde lejos se percibía quizás, todavía más grande de lo que era. Ver a Andrew Mehrtens, con sus kicks quirúrgicos y su preponderante destreza mental, era impagable. La potencia del gran Tana Umaga. Las destrezas de Doug Howlett. Y la fiereza de la primera línea compuesta por Kees Meeus, el capitán Anton Oliver y Dave Hewett.

Esa fue la segunda vez que Lomu se medía en un encuentro oficial frente a Los Pumas y la primera que lo hacía en Argentina. No obstante en ese entonces, poco conocía de estadísticas. Realmente era un espectáculo para no perdérselo. A eso lo tenía claro. El estadio Monumental «Antonio Vespucio Liberti» estuvo colmado. El clima era de fiesta. Infantiles con camisetas de todos los clubes disfrutaban y los mayores que estaban en las tribunas asombrados, comentaban que «nunca habían visto un evento igual». Era la época en que los Test matches comenzaban a convertirse en shows. Para mí, era un «gran» show. La Mississippi actuó en el entretiempo y los stands de merchandising previstos para la ocasión colmaban gran parte del barrio de Núñez. Estábamos ubicados en una bandeja y teníamos una vista panorámica estupenda desde donde nos sentamos.

El seleccionado nacional dirigido por Marcelo Loffreda no desentonó en absoluto. Durante todo el partido Los Pumas tuvieron a los neozelandeses contra las cuerdas. Más allá, de que nuestras miradas se quedaban con los de Negro. Principalmente con el 11, que cuando tomaba la pelota despertaba gritos y susurros. No era para menos. Desde afuera, parecía casi una quimera detener en un el contra uno a semejante wing… ¡Cómo imaginar estar en la piel de quienes estaban adentro! ¡Qué jugador distinto era Jonah Lomu!

Argentina desarrolló un partido casi perfecto y los All Blacks tuvieron uno de sus encuentros más flojos. Parecía que los planetas se habían alineado para que sea el batacazo histórico de Los Pumas. Fue el partido de su vida para Lisandro Arbizu (que llegó esa noche a marcarle dos tries a los de Oceanía) y seguramente para tantos más que a los mejores imponente.

A muy poco del cierre y con el resultado a favor por 20-17, una patada de Felipe Contepomi quedó adentro y la visita atacó usando todo el campo de juego para concluir la acción en manos del octavo Scott Robertson, que dio vuelta el marcador desparramándose en el ingoal que estaba justo debajo de la cabecera en la que estábamos sentados, los paranaenses.

Dicen, que el mínimo error ante las potencias se paga carísimo. Y vaya si lo supieron Los Pumas ese día. Estuve en la cancha hasta que no quedó más nadie. En su recorrida triunfal al terminó del juego, Lomu le regaló toda su indumentaria a la gente. Después me enteré que uno de sus botines Adidas lo tomó alguien del Club Tilcara. Y claro, al volver a Paraná y visitar El Quincho de la Ruta 18 lo primero que quise hacer fue ir a ver esa vitrina en la que supe habían dejado el calzado. ¡Qué momento!

Más allá del resultado, aquel 1º de diciembre no fue ese un día más. Al menos para mí. Fue un día que no olvidaré jamás. Una de las fechas más fascinantes de mi vida. Desde esa jornada recuerdo la fecha como «el día que vi jugar a Lomu…». El gran ídolo de mi infancia que hoy, a poco de dejar la faz terrenal, es y será recordado por siempre, inmortalizado a fuego como el carismático y talentoso jugador que supo ser.

baldi-pie

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