Las Águilas obtuvieron el 31º Seven de la República, tras superar en la final a Tucumán por 7 – 5. Entre Ríos concluyó tercero. Tierra del Fuego, la sorpresa del torneo se quedó con la Copa de Plata mientras que Santa Fe consiguió el Bronce. Diversas apostillas dejó una jornada pasada por agua en Paraná. Gabriel Baldi
Parecen ser imbatibles. Talento, entrenamiento y suerte es la combinación perfecta para el éxito. Ese laurel que Buenos Aires suele tener siempre cerca. Y esta vez, nuevamente lo alcanzó con sus propias manos.
La Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) conquistó el 31º Seven de la República, que se llevó adelante en el anexo El Plumazo, del Club Atlético Estudiantes y La Tortuguita, del Paraná Rowing Club.
En la final de Copa de Oro, Las Águilas derrotaron por 7 – 5 a Tucumán, para ganar lograr el tricampeonato.
Por otro lado, Entre Ríos denotó una vez más estar a la par de los mejores y por muy poco quedó relegado del choque decisivo, al caer en Semifinales justamente frente al campeón, 5 – 0.
En tanto, Tierra del Fuego, que fue la sensación y revelación del certamen se quedó con la Copa de Plata al vencer a Rosario, 5 – 0. Mientras que Santa Fe, se hizo con el Bronce, luego de superar en la final a Cuyo, de decepcionante actuación, por 10 – 7.
Con poco, fueron más
Buenos Aires siempre es candidato y dentro del campo lo hace valer.
Con el arbitraje del rosarino Juan Sylvestre, la URBA se presentó frente a Tucumán. La lluvia no cesó en El Plumazo y aunque ya cerca de las 23 caía en menor medida que durante horas de la tarde, pesó notoriamente en el desarrollo del juego. No fue una final atractiva pero si intensa.
El partido se tornó muy físico y poco se hizo circular la pelota.
Sin embargo, los Naranjas, la única potencia sin títulos en el Seven de la República, marcó primero.
Aprovechando un inusual desconcierto en la defensa bonaersense, José Barro Sosa obtuvo la pelota para recorrer con ella casi toda la cancha hasta arrojarse de palomita al ingoal y decretar el 5 – 0, tras marrar una factible patada a los postes que después tuvo su peso.
Casi al cierre del período inicial, una amonestación al tucumano Isaías Montoya le dio la chance a la URBA de jugar con un hombre más. Dicha ventaja fue bien capitalizada por el multicampeón para revertir el tanteador y poner las cifras 7 – 5.
En el complemento los dirigidos por los ex Pumas Diego Albanese y Lucas Borges controlaron las acciones y Tucumán careció de ideas para encontrar huecos en una férrea defensa.
Finalmente, llegó el pitazo final de Sylvestre y la alegría porteña.
Por decimoquinta vez en la historia y tercera seguida. Buenos Aires festejó..