La pasión por el rugby va más allá de las barreras que se pueden interponer en el camino. Un hecho concreto se puede encontrar en San Jaime de la Frontera, donde el sentimiento por la ovalada permite traspasar las adversidades por diversas eventualidades.
Sí, de esa manera se vive se vive un pueblo no superior a los 6000 habitantes. Mauricio Sclavi, nació en la localidad que milita en el norte entrerriano y vistió los colores de la entidad sanjaimense durante varios años. El jugador dialogó con Tercer Tiempo y relató su historia que lo anuda a esta maravillosa filosofía.
-¿Qué sentís por San Martín?
-Tengo grabado en mi corazón el escudo del club. Me dejó cosas lindas y jamás podré olvidarme de los colores, la camiseta y la gente. El respeto, la educación y la humildad siempre lo llevo conmigo.
-¿Cómo comenzaste?
-Fui a ver el entrenamiento, “solamente a mirar”. Ulises me invitó a entrenar, pero en ese momento no tenía ropa, entonces, él se sacó el pantalón y la remera, me llamó y no podía decirle que no. Es inolvidable.
-¿Qué te entregó el rugby?
-Me dio muchos amigos. Gracias a este deporte conocí mucha gente y entable muy buenas relaciones dentro y fuera de las canchas. Me abrió diferentes caminos, cambiaron muchas cosas de mí día a día desde que comencé a practicar este deporte.
-¿Qué significa?
-Marcó una etapa de mi vida, porque si no jugaba al rugby, no sé qué sería de mi vida.
-¿Cómo influyó?
-Influyó positivamente, me inculcó conocimientos importantes sobre los valores que no se trata de practicarlo solo en el terreno de juego, sino en tu vida. Siempre se aplicarán en alguna circunstancia.
-¿Qué pensás del rugby?
-Es fundamental para el desarrollo del humano. Es imprescindible pensar que los chicos no practiquen esta actividad, ya que se emplea el compañerismo porque lo que aprendés en una temprana edad, no te olvidás más.
Sclavi, tiene 30 años y se desempeña como primera línea hace aproximadamente diez años en el Club Náutico Arsenal de Zarate.
-¿Cuáles son tus expectativas para el futuro?
-En algún momento, quiero volver al pueblo y también vestir nuevamente los colores de San Martín. Anhelo ayudar para crecer como lo hizo durante este último tiempo, deseo sumar y devolverle algo de todo lo que aprendí gracias a ellos.