Lucas Albornoz continúa haciendo camino al andar, en suelo norteamericano

Se trata de un trotamundos del deporte, con otra de esas tantas historias dignas de ser contadas. Él es Lucas Albornoz, jugador surgido en el Club Atlético Estudiantes, con un paso importante por las divisiones juveniles del San Isidro Club y el seleccionado mayor de Entre Ríos, así como por Los Pumitas.

No son muchos los casos de este estilo que se dan en el rugby argentino y menos en la geografía entrerriana. De hecho, son contados los jugadores de la provincia que tuvieron o tienen la chance de vivir de su pasión, de contar entre sus lauros personales con el desafío de convertir al deporte en un trabajo. La experiencia de Albornoz es muy particular y merece ser distinguida.

El tercera línea de 29 años milita hoy en los Houston SaberCats, elenco que compite en la trascendental Major League Rugby.

La historia del jugador que fuera parte de “La Gloriosa ‘91” -como le llaman sus ex compañeros a esa camada del CAE- tiene una particular razón de ser. Él es hijo de Eric, reconocido ex centro del CAE y los seleccionados de la UER, quien hiciera de joven una gira por Canadá y echara raíces en ese país. Allá por fines de los años ’80, el papá de Lucas junto a su esposa (la madre), se establecieron en Vancouver, donde vivieron cuatro años. “Cuando yo nací ellos se volvieron a Paraná y a mí me quedó así la doble nacionalidad”, comentó el actual segunda línea de la franquicia texana.

Tras haber pasado por el rugby profesional de Canadá e incluso los seleccionados de aquella nación y la Mitre 10 de Nueva Zelanda, el entrerriano por adopción recaló en el ascendente rugby estadounidense.

Desde Norteamérica expresó sus sensaciones respecto al momento que atraviesa.

 

-¿Cómo te llegó la oportunidad de jugar en Estados Unidos?
-La chance de jugar acá en Estados Unidos se me presentó en realidad el año pasado, al volver de la Mitre 10. Pero, antes tuve una oferta desde Vancouver, quienes incluso me ayudaron con los estudios universitarios y me brindaron distintas comodidades como casa, auto y buenas aspiraciones para mi futuro, por lo que decidí tomar la oportunidad.
Mientras que en 2020 también, había entablado vínculos con los Utah Warriors y este año, con los SaberCats de Houston, al caérseles por lesión un segunda línea, me llamaron y no dudé en venir.

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-¿Cómo describís el presente que estás viviendo en tu carrera? ¿En qué momento de tu trayectoria deportiva estás? ¿Sentís que se te puede abrir alguna nueva puerta con algún seleccionado canadiense o eso es tiempo pasado ya?
-Considero que estoy atravesando uno de los mejores momentos de mi carrera, estoy en uno de los puntos más altos. Estoy por cumplir 30 años y siento que estoy en un buen nivel de maduración. Digamos que es una edad clave para un jugador.
Tenemos de preparador físico a Ashley Jones, un hombre con mucha experiencia y muy conocido en todo el rugby mundial, catalogado incluso como un gurú de la preparación física. Nos tiene muy bien al plantel entero y personalmente puedo decir que me siento en óptimas condiciones.
Por otra parte, antes de venir a los SaberCats, me llamaron a una concentración para estar con Canadá, pero estaba con mucho estudio y trabajo y no pude tomar la oportunidad. Y, antes de llegar a Estados Unidos, les comenté a la gente del rugby canadiense lo que iba a hacer y me dijeron que les parecía bien, para que pueda seguir estando en su radar.

-Comparado con los demás países en los que jugaste, ¿con qué nivel de juego te encontraste en Estados Unidos?
-Estados Unidos está en un nivel de crecimiento muy grande. En pleno ascenso. Desde mi punto de vista y por las experiencias que he tenido, creería que tiene un nivel de ascenso de la Mitre 10 de Nueva Zelanda, por decirlo de algún modo.
En cuatro a cinco años, se me ocurre será una veta como es hoy Japón. A los estadounidenses les encanta el deporte o, mejor dicho, todos los deportes. Piense que el rugby no parará de crecer acá.

-¿Cómo es el día a día de tu vida en Houston?
-Vivo junto al resto de los jugadores que venimos de afuera, en un complejo hermoso. Tengo una vida como la de todo jugador profesional. Nos levantamos temprano y comenzamos a entrenar a las 8. Tenemos cada día un chequeo médico. Ahí hablamos con los doctores o kinesiólogos y les manifestamos en el caso, si tenemos alguna molestia. Después empezamos a hacer activaciones y más tarde practicamos.
Analizamos los videos de los partidos del fin de semana anterior en cada mañana, nos tomamos un descanso al mediodía y después volvemos al segundo turno de entrenamiento y de gimnasio. Esa rutina, la hacemos de tres a cuatro veces a la semana. Y los sábados tenemos los partidos.
Cuando jugamos de locales, siempre lo hacemos a las 20. El estadio es increíble, la cancha un sueño. La atmosfera en general es espectacular. Sinceramente, no me puedo quejar.

A FUTURO

-¿Cuáles son tus objetivos, tanto deportivos como personales para esta temporada?
-Uno de mis objetivos, era en principio afianzarme en los SaberCats de Houston, algo que pude lograr. Otro de mis anhelos es volver al seleccionado de Canadá, porque cuando me fui a Nueva Zelanda salí del esquema de ellos, prácticamente. Y desde lo personal, estoy terminando mi carrera de Gerente de Proyectos (Project Manager) y el año que viene quisiera terminarla.

-¿Mirás aunque sea de reojo lo que pasa en Argentina y Sudamérica? ¿Y en el Litoral y el CAE? ¿Está en tus planes algún día volver a jugar por esta zona?
-Estudiantes siempre fue mi casa. Así me sentí. Siempre estoy en contacto con mis amigos del club. Ellos me pasan los links y suelo ver sus partidos. Digamos que estoy al tanto de todo lo que refiere al Litoral y Entre Ríos.
Por el momento, más allá de que me gustaría, no está en mis planes volver a Paraná o bien a Argentina en sí. Tengo acá en Norteamérica mis proyectos, por lo que no sería viable regresar.

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