El Pladar con agua crece

Los Pumitas vencieron, golpearon y sometieron a Australia. El resultado final fue de 15 a 3. A los tries argentinos los apoyaron Felipe Nogués y Pablo Matera. Sebastián Poet adicionó una conversión y un penal. El triunfo pone a los de Urdaneta primeros en su grupo con 8 puntos. De sumar 2 o más unidades ante Escocia el martes serán semifinalistas de la JRWC. El cotejo se disputó bajo un diluvio y en un chiquero con haches en las puntas. Federico Romagnoli

Los Pumitas consiguieron ante Australia un triunfo de los que no se borran de la memoria de nadie que haya visto el partido. La imagen final vale para magnificarlo: Australia atacando, pero sin que se le ocurra como carajo quebrar a una defensa invencible. Los errores de manejo de los Junior Wallabies, propios de un equipo juvenil de nuestras tierras y no de un seleccionado integrado por aspirantes a jugar el Super Rugby, fueron el deleite de los nuestros. Los oceánicos no querían la ovalada porque no sabían qué hacer con ella, tampoco les interesaba formar un scrum porque allí retrocedían hasta que Argentina consideraba suficiente la humillación, no podían tampoco formar un maul porque ahí también iban para atrás a antojo de los fowards argentinos y sabían que sacarla afuera era una invitación a llenarse de moretones; para luego cometer un knock on que recomenzara el ciclo.

Es cierto, con un día climáticamente peronista probablemente el partido habría sido otro, pero también sabemos que las conjeturas contra fácticas nada aportan al análisis deportivo. El relator televisivo preguntó en un momento si Australia tenía un plan B. La respuesta en la cancha fue negativa.

Los Pumitas en cambio sí tuvieron un plan de juego resistente al agua, e inclusive complementario y potenciable con esas condiciones climáticas. Tacklearon a destajo, obtuvieron con solvencia y calidad cada pelota propia arrojada en las formaciones fijas, pusieron el juego en campo contrario con el pie e intentaron generar situaciones de riesgo a través de la presión defensiva. El contexto en que se disputo el partido (diluvió, viento y su consecuente potrero), fue aprovechado por el vencedor y sufrido por el derrotado.

El partido fue uno hasta que llegó el primer try y otro luego de esa acción. Hasta que Felipe Nogués interceptó la guinda en mitad de cancha y corrió hacia el ingoal sin oposición, el asunto pintaba para derrota corta en puntos para los nuestros. Desde ese momento en adelante la opción del triunfo moral y la derrota deportiva dejó de existir.

Poco después del ensayo del cordobés, Poet dibujó una jugada enorme que por poco no terminó en un nuevo try. Apenas un minuto más tarde el apertura sumaba con su zurda el 10-0. Argentina estaba golpeando a Australia con sus tackles. Sin embargo el quiebre llegó con esas tres jugadas que lastimaron donde más duele, en el lugar del cuerpo donde no llegan los hombros: adentro de las cabeza de los contrarios.

En el comienzo de la segunda parte, los argentinos tuvieron que bancar la parada y plantarse con uno menos los primeros diez minutos. Ese lapso era clave para demostrarse a ellos mismos y demostrarle también a los de amarillo la misma cosa, que no había caminos que lo pudieran llevar al ingoal de nuestro connacionales.

Los minutos finales fueron disfrutables. Los primeras líneas de alma, desde nuestras casas, rogábamos que la pelota fuera al piso. Los gordos de celeste sometían en el scrum a sus pares oceánicos. Literalmente los arrastraban, salvo cuando Gleen Jackson se apiadó de ellos y les cobró un par de infracciones sin mucho fundamento. De un scrum que fue 15 metros para adelante surgió el segundo try de los de Urdaneta. La sacó Casado para Ambrosio y el 9 córdobes habilitó con un rastró largo a Nogués, pero el que llegó fue el gigante Pablo Matera, para ganarle a todos con su carrera de wing y apoyar en la meta.

Para ese entonces no quedaba nada, los minutos se consumían y en la mítica Stellenbosch las lágrimas de emoción se confundían con el agua que caía del cielo. Pocos lugares mejores que la ciudad más ovalada de la segunda casa del rugby argentino, para que se consume un triunfo tan histórico como heroico.

Ahora queda Escocia. Sumar dos puntos o más mete por primera vez al mejor representante del rugby americano en una semifinal del máximo torneo juvenil, desde que lo juegan menores de 20 años. La gesta parece cercana. Quedan cosas para corregir, como por ejemplo el número de penales en contra. Todo el resto se puede y se tiene que repetir.

Este triunfazo es la muestra deportiva de algo: si al Pladar le agregan un poco de agua crece, desproporcionalmente a las expectativas, a pasos acelerados y lo más importante, hacia arriba. Sin dudas el sendero por el que transita nuestro rugby es el correcto.

SÍNTESIS:

LOS PUMITAS: 1- Ramón González, 2- Germán Le Fort, 3- Mariano Sánchez, 4- Ladislao Uriburu, 5- Rodrigo Parada Heit, 6- Joaquín Camacho, 7-Pablo Matera, 8- Lautaro Casado, 9- Rodolfo Ambrosio, 10- Sebastián Poet (capitán), 11- Santiago Cordero, 12- Matías Frías Silva, 13- Joaquín Paz, 14- Felipe Nougués, 15- Gonzalo Ruiz. CAMBIOS:ST 10´ Juan Cruz Guillemaín por Uriburu; 12´ Matías Sambrán por Sánchez; 14´ Santiago Iglesias por Le Fort; 20´ Santiago García Botta por González; 25´ Germán Klubus por Poet; 28´ Leandro Ramella por Camacho. Suplentes: 20- Felipe Ezcurra, 22- Juan Cappiello. Entrenadores: Bernardo Urdaneta y Facundo Soler.

PUNTOS EN EL PRIMER TIEMPO: 26´ Try Nougues, conv. por Poet (ARG); 34´ Penal Poet (ARG); 37´ Penal Godwin (AUS). Resultado parcial: Argentina 10 – Australia 3.
PUNTOS EN EL SEGUNDO TIEMPO: 35´ Try Matera (ARG)
AMONESTADO: PT 37´ Rodrigo Parada Heit (ARG).
Cancha: Danie Craven Stadium, Stellenbosch.
Referee: Glen Jackson (Nueva Zelanda).

Foto: Una de las primeras líneas argentinas (IRB)

Pumitas

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