Luego de que Universitario consiguiera su decimo título provincial, Tercer Tiempo dialogó con uno de sus mayores referentes deportivos: Eduardo Lalo Mir. Más allá de la alegría por haber logrado otro campeonato más, el tercera línea transmitió cierta preocupación por seguir formando parte del rugby en Desarrollo, aún después de haber ganado 10 de los 11 provinciales que disputaron, según pronunció.

El jugador de 44 años, que fue participe en todos los campeonatos ganados por CUCU es palabra autorizada para analizar el certamen y el rugby provincial. Desde su lugar aporta al crecimiento de los más jóvenes y afirma: “Yo sumo como cualquier otro, estoy a disposición y juego donde me toca jugar”.

– ¿Cómo evalúas el año deportivo del CUCU?
– Fue un año medio raro. Pasamos de estar muy motivados, con cerca de 60 jugadores entrenando, a remar la parte psicológica porque varios se desmotivaron por la falta de competencia. El torneo dentro de todo estuvo bueno, hay cosas para mejorar como siempre, pero se jugó bastante. Hubo buenos equipos y se disputaron casi todos los partidos.

– ¿Consideras que hay un crecimiento del rugby provincial?
– Algunos equipos han crecido. Otros creo que no progresan, y nosotros estaríamos en ese grupo. No sé cómo hay que mirarlo: si los equipos que no progresan son los que bajan de nivel, o si el resto está subiendo. Hay equipos que creo que deben salir de este campeonato para mejorar, fijate que Capibá tampoco está pasando su mejor momento, debe ser algo psicológico, porque son buenos jugadores. Es para analizarlo más fríamente.

– ¿Qué efecto tiene el provincial entonces?
– El Torneo Provincial nos estanca, en nuestro caso jugamos 11 años y siempre saliendo campeones o con posibilidades de hacerlo. Yo veo que han pasado dos o tres generaciones de jugadores que no han podido progresar en su nivel deportivo. No soy quien para juzgar nada, pero tampoco se los convoca mucho a los seleccionados mayores. Recién ahora empezaron. No podemos estar 11 años en el desarrollo si ganamos casi siempre.

– Es un proyecto de larga data…
– Es una década, no es un veranito o una caída del catre como le ocurre a algunos equipos en este torneo que explotan en una temporada y luego desaparecen, no tienen continuidad. Esto es un club, hay una estructura. Hay un trabajo increíble en las inferiores por parte de Nacho Martínez Uncal, que yo creo que tiene un problema mental, va para adelante todo el tiempo y no mira si hay una pared adelante, trabaja un montón. Creo que San Martin y Capibá trabajan igual, con juveniles e infantiles, son clubes y no solo equipos de rugby.

– ¿Dónde está el problema?
– Hay un problema, no sé si de la Unión Entrerriana, del club o de la distancia que nos separa de otros clubes, pero hay algo acá que está mal. Habría que buscarle una solución a esto porque a la larga no creo que sea bueno para nadie, hoy nos perjudica a nosotros, pero puede que más adelante perjudique a otro que empiece a progresar. Hay un techo que nunca se va a superar. Para los clubes que están naciendo está bueno, porque disputan partidos de igual a igual contra equipos supuestamente buenos que bajan su nivel.

– ¿Qué opinás del aporte de los más veteranos?
– Hay muchos jugadores muy grandes como yo, que no se si hace bien que estén jugando. No sé si nuestra ubicación sería una intermedia o una pre intermedia. Hay otro problema, que es generacional, hay una falta de compromiso para mejorar de los más jóvenes, es difícil de convencer a los más buenos a que se dediquen un poco más si saben que van a salir campeones y nada más. A nadie le gusta ser cabeza de ratón, todos por lo menos queremos ser cola de león.

– ¿Qué se espera para el año que viene?
– Yo prefiero no salir campeón y subir el nivel para el año que viene, para nosotros ya no es productiva la competencia. No sé cómo sería, no depende de nosotros. Tal vez debamos disputar el provincial y después ver si nos medimos en otra competencia para ver cual es verdaderamente nuestro nivel. Igual para subir de nivel hay que hacer un gran esfuerzo, y no sé si vamos a estar a la altura, pero si nunca tenemos la posibilidad, nunca lo vamos a averiguar.