El Torneo Provincial Entrerriano está en pleno auge y transita por una etapa formidable que fecha tras fecha, impresiona y deja marcado un nuevo capítulo en la memoria de cada protagonista. Las vivencias de cada cotejo dejan una huella imperecedera en la región.
Esta vez, la mirada apunta a Concordia… una ciudad rugbística que siente con vehemencia y orgullo a la ovalada. Así, se asemeja el afecto que siente Diego Cabral, emblema y referente de Salto Grande. El Negro, -como lo conocen en el club de sus amores y en el resto de la provincia- dialogó con Tercer Tiempo y brindó detalles de su larga trayectoria.
-¿Qué significa el rugby en tu vida?
-El rugby es mi segunda familia, es mi pasión. Es muy importante en mi vida, es un sinónimo de familia, de amigos, de hijos. Es donde se pueden ver los valores fundamentales de la vida, como compartir, aprender, enseñar, transmitir los principios del deporte. Es hermoso y muchas veces, las palabras no alcanzan para expresar el sentimiento por la ovalada.
-¿Qué es Salto Grande para vos?
-Salto Grande es mi segunda casa y estoy muy feliz. Comparto la cancha con muchos chicos y al 99% los entrené en juveniles, es gratificante. Los dirigentes trabajan de una manera espectacular para mantener la institución y que más chicos se sumen constantemente. Siento amor por el club.
-¿Cómo fue tu experiencia en el exterior?
-Llegué por cuestiones laborales a España. Me sumé al Club Rugby La Vila, que se encontraba en la División de Honor de España. Realicé la pretemporada con jugadores extranjeros; ingleses, neozelandeses, sudafricanos y el entrenador era un inglés. El DT transmitió cosas que me marcó. Asimismo, en 2008, fui colaborador físico del Club de Rugby Castellón.
-¿Cómo fue tu paso como entrenador?
-Arranqué en 1999 y lo hice de manera ininterrumpida hasta el 2017. Es muy lindo transmitir las sensaciones, los valores, la entrega, la honestidad. Transformamos a los chiquitos en grandes guerreros de la vida para que se opongan a la adversidad, porque siempre hay que levantarse y seguir adelante. En esta etapa tuve el placer de entrenar a Marcos Kremer.
-¿En qué ponés énfasis cuando transmitís?
-La filosofía del rugby es hermosa. Es importante hacer hincapié en el desarrollo de la destreza, porque si hay destreza, la parte táctica se hace más fácil. De la misma manera, se debe intensificar el juego individual y el grupal, como los lines y los scrums. Pero, el jugador tiene que estar preparado para desplegarse en cualquier sector.
-¿Qué sensaciones tenés cuando compartís la cancha con tu hijo?
-Él me motivó durante mucho tiempo a entrenar para seguir en este maravilloso deporte y actualmente tenemos la posibilidad de disfrutar juntos. Es increíble, una sensación única e incomparable.
-¿Cómo ves el desarrollo del rugby provincial?
-Es preocupante la falta de trabajo juvenil en los clubes. En Salto Grande, hay 60 chicos que entrenan y lamentablemente fuera de Paraná, nosotros y CUCU, somos los únicos equipos que tienen las dos “M”, y los contienen solamente una división. Pagamos para jugar y no tenemos a quien enfrentar. Es triste y lo pagamos todos.
-¿Qué avizoras para el futuro?
-El trabajo que realizan en infantiles y juveniles no funciona muy bien. Es alarmante, ya que es “pan para hoy y hambre para mañana”. Hay instituciones que presentan el plantel superior y ni siquiera, tienen juveniles o infantiles. No encuentro futuro en el resto de la provincia y me preocupa demasiado.
-El Negro como jugador… ¿Hasta cuándo?
-Decidí que voy a colgar los botines al final de la temporada. Quiero jugar este año y divertirme todo lo posible con el grupo fantástico que existe en el plantel superior. Cumplí muchos sueños y disputar un partido con mi hijo fue el premio mayor. La exigencia física es superior los golpes inciden más en comparación a otra etapa del jugador.