El Seleccionado Argentino de Rugby se recuperó de forma insospechada de una de las peores derrotas de su historia. En seis días y cuatro entrenamientos formales, Los Pumas achicaron 56 de los 60 puntos que hubo de diferencia entre ambos equipos en Johanesburgo. El triunfo se negó, pero el equipo dejó mucho margen a la ilusión. El equipo de Phelan se devolvió el alma y la dignidad. Federico Romagnoli, desde Mendoza
El rugby es un juego. El más hermoso de todos los de su especie. Esa belleza que porta este deporte, como en casi todos, lo tiene su origen lúdico. Se puede ganar, perder o empatar, pero nunca sabemos con antelación el resultado. Esa es la única explicación posible para entender como de una semana a la otra un equipo puede ser humillado por otro un sábado e injustamente derrotado por ese mismo conjunto al siguiente.
60 puntos de diferencia es lo que existe entre Duendes y los peores equipos de la primera división del Litoral. La que con suerte podría darse en un enfrentamiento entre los el seleccionado mayor de Santa Fe y el de Buenos Aires. También podría ser la que tengan un Estudiantes en un día sin demasiada inspiración con Capibá. Todos los equipos que están seis decenas de unidades por debajo de otros trabajan años para poder achicar ese margen, hasta que este sea uno mucho más razonable.
Los Pumas tenían que llevar a cabo un imposible: reducir como sea el 73 a 13 de la semana anterior. No contaban con años de desarrollo o planes a largo plazo para poder cuando menos mejorar su imagen. Apenas contaban con seis días y cuatro entrenamientos en serio para revertir aquello que se cosechó en Johanesburgo.
Cambiar todo para modificar mucho
Hubo que modificar el plan. No sabemos si por completo o parcialmente. La semana pasada no había podido demostrar nada de lo que habían planificado.
Patada larga y a presionar para recuperar la pelota. Para no entrar en el desigual intercambio físico. Como si fuera 2007, Los Pumas comenzaron a probar con aquella vieja y efectiva fórmula. La nueva, seamos buenos entre nosotros, no había entregado los resultados que superen lo prometedor.
A los dos minutos de una ovalada robada Los Pumas se ganaron un line en cinco yardas. Jugaron la pelota al dos y de ahí un taping a Leguizamón. El santiagueño se desplomó cuándo y dónde quiso: dentro de ingoal.
¿El presagio de un cambio tan radical como inesperado? Por lo menos en la primera mitad sí. Los Pumas sabían en que iban a perder, aunque hicieran las cosas muy bien. Conocer tus propias limitaciones es parte importante de ser un gran equipo. El mano a mano no les convenía. A los sudafricanos por el lado físico no se les puede entrar. Allí son amos y señores.
Entonces la opción bien ejecutada durante los primeros cuarenta fue volver a las bases. Y a eso agregarle la dinámica necesaria para mimetizarse con los tres grandes del sur. Optimizar las posesiones propias, hacerlas más prolongadas y así quitarles la pelota a Sudáfrica. Lo mejor, de lo mejor, de lo propio y algo de lo que se quiere adquirir.
El segundo ensayo argentino fue la mejor muestra de lo que describimos. Posesión larga, controlada y dinámica. Landajo se dio cuenta sobre la marcha que había que cambiar el frente para atacar y cedió para Boscho. Nuevamente uno de celeste y blanco se bancó a tres marcadores verdes y llegó hasta el ingoal.
Aun con el error de Contepomi que costó un try en contra, a los de Phelan les alcanzó para llevarse el parcial al descanso largo por 17 a 13.
Contra las bases
La segunda parte fue parecida a la primera. La gran y radical diferencia estuvo dada en los puntos que hicieron los argentinos. 17 contra ninguno.
Durante largo rato los argentinos hicieron ilusionar a los suyos con anotar puntos que los alejaran en el marcador. Concretamente no tuvieron ninguna chance cercana en la zona de riesgo africana. Si jugaron un buen rato con dominio territorial y de posesión, valores indispensables si estuviésemos hablando de un equipo de fútbol de moda, pero son insuficientes para justificar un batacazo ante una potencia rugbística.
Sudáfrica siguió apostando al cagarse a palos en los rucks. También al pie largo de sus backs, al line y al maul. La base de la base de este juego. Tan mal no le salió. Jugando así no podés hacer maravillas. A lo sumo te da el trapo como para generar penales factibles para un pateador infalible.
Eso fue lo que pasó. Argentina cometió tres infracciones en reagrupamientos (la primera en un ruck y luego en dos mauls) y así pagó su indisciplina con derrota.
Los aplausos del final significan de muchas maneras. La más sencilla y probablemente la más directa es que el aplauso aprueba el desempeño del equipo. Otra es entender que están reconociendo la necesidad de exhibir que el equipo argentino tenía las condiciones necesarias para competir en este nivel. La última es creer que se debieron a que Los Pumas volvieron a responderle a Mendoza.
SINTESIS
Argentina: 1- Marcos Ayerza, 2- Eusebio Guiñazú, 3- Juan Figallo; 4- Julio Farías Cabello, 5- Mariano Galarza; 6- Pablo Matera, 7- Juan Manuel Leguizamón, 8- Leonardo Senatore; 9- Martín Landajo, 10- Nicolás Sánchez; 11- Horacio Agulla, 12- Felipe Contepomi (capitán), 13- Marcelo Bosch, 14- Gonzalo Camacho; 15- Lucas González Amorosino.
Ingresaron: 48’, Santiago Fernández por Felipe Contepomi; 56’, Tomás Cubelli por Martín Landajo; 60’, Benjamín Macome por Leonardo Senatore; 66’, Agustín Creevy por Eusebio Guiñazú; 74’, Tomás Lavanini por Mariano Galarza. Suplentes: 17- Nahuel Lobo, 18- Matías Díaz y 23- Joaquín Tuculet. Entrendor: Santiago Phelan.
Sudáfrica: 1- Tendai Mtawarira, 2- Adriaan Strauss, 3- Jannie du Plessis; 4- Eben Etzebeth, 5- Juandré Kruger; 6- Francois Louw, 7- Willem Alberts, 8- Duane Vermeulen; 9- Ruan Pienaar, 10- Morné Steyn; 11- Bryan Habana, 12- Jean de Villiers (capitán), 13- JJ Engelbrecht, 14- Bjorn Basson; 15- Willie le Roux.
Ingresaron: 52’, Bismarck du Plessis por Adriaan Strauss; 56’, Flip van der Merwe por Juandré Kruger; 58’, Gurthrö Steenkamp por Tendai Mtawarira; 60’, Pat Lambie por Bjorn Basson; 68’, Coenie Oosthuizen por Jannie du Plessis, Siya Kolisi por Willem Alberts y JJ Engelbrecht por Jan Serfontein;
Suplentes: 21- Jano Vermaak. Entrenador: Heyneke Meyer.
SINTESIS:
Primer Tiempo: 2’, try de Juan Manuel Leguizamón, convertido por Felipe Contepomi (A); 8’, penal de Morné Steyn (S); 10’, penal de Felipe Contepomi (A); 13’, try de Bjorn Basson, convertido por Morné Steyn (S); 36’, try de Marcelo Bosch, convertido por Felipe Contepomi (A); 40’, penal de Morné Steyn (S). Resultado Parcial: Argentina 17 – Sudáfrica 13. Segundo Tiempo: 5’, penal de Morné Steyn (S); 32’, penal de Morné Steyn (S); 40’, penal de Morné Steyn (S). Resultado Final: Argentina 17 – Sudáfrica 22
Estadio: Malvinas Argentinas, Mendoza. Referee: Steve Walsh (Australia). Árbitros Asistentes: John Lacey (Irlanda) y Pascal Gauzere (Francia). TMO: Marshall Kilgore (Irlanda)