El color y el calor de Pumas – Springboks en Cape Town lo impusieron los fanáticos que llegaron al estadio para ser parte del inicio del Rugby Championship. Banderas, carteles, disfraces, cerveza y diversión, fue la constante de la previa al histórico encuentro internacional. Gabriel Baldi, desde Sudáfrica
Emoción, alegría y amistad fue el denominador común de un evento al cuales miles de allegados al rugby se dieron cita.
De los 38.843 espectadores que hubo durante el match Sudáfrica – Argentina dentro del estadio, varios se anticiparon al cotejo compartiendo una mesa en algunos de los tantos bares aledaños al estadio o de los espacios al aire libre dispuestos por la organización del encuentro, para congregar a los fanáticos.
Tal como ocurre en los distintos eventos internacionales, la algarabía y la magia que envuelve al propio espectáculo supera cualquier barrera de razas, religión o color, para unirse aunque entre desconocidos fuere, con un abrazo fraternal, sin importar más que la misma pasión por el rugby.
Dejando de lado la camiseta de cada país, la recorrida de los hinchas hacia el estadio comenzó desde temprano, al instalarse en los pubs cercanos al estadio donde con bebidas de por medio, disfrutaron en su mayoría del choque entre Wallabies – All Blacks, que al igual que Argentina – Sudáfrica, fue válido por la primera jornada del Rugby Championship.
Tras haber observado ese choque por TV y divisado los diversos puestos ambulantes de comidas e indumentaria que se posicionaron desde varias cuadras alrededor de la cancha, la masa comenzó a movilizarse rumbo al Newlands Stadium, donde en sus cercanías hubo puntos de encuentros con juegos, expendio de cerveza e indumentaria y por sobre todas las cosas, mucho color.
A falta de una hora y treinta minutos para el comienzo del partido, los equipos llegaron al estadio. Primero lo hizo Argentina y luego Sudáfrica. En cada caso, los hinchas de una y otra nación alentaron a sus jugadores cantando canciones de pertenencia con cada país.
Fotos compartidas entre fanáticos de distintos fue una constante a cada paso, hasta llegar al estadio y desatar el fervor de ver a sus ídolos en la cancha.
AL MARGEN
En deuda. Entre algunos datos salientes, se puede destacar la desprolijidad con la que el elenco argentino se retiró del estadio tras el partido, sin brindarle entrevistas a los medios presentes amén de la pertinente conferencia de prensa, a la que asisten habitualmente por protocolo el capitán y el entrenador del equipo. El error fue grueso. Sin importan de quien haya sido, si de la organización o de la coordinación argentina, los directos perjudicados fueron los periodistas que no pudieron cumplir íntegramente con su labor.
Excelente predisposición. De manera contraria al seleccionado nacional, con la amabilidad y generosidad que los caracteriza, al finalizar el partido y ya en zona mixta, los Springboks dialogaron del mejor modo con cada uno de los periodistas. Luego, al retirarse del estadio y antes de subir al micro que los transportaba dedicaron al menos cinco minutos de su tiempo a firmar autógrafos y tomarse fotos con los fanáticos que los esperaban en la salida del estadio.
Imponente. Desde donde fuera que uno se instale, el Newlands Stadium luce impactante. Según los periodistas de mayor trayectoria, el reducto de Ciudad del Cabo puede catalogarse como uno de los más lindos estadios del mundo. Como broche de oro, al caer la tarde, la Montaña de Mesa, una de las siete maravillas mundiales se muestra resplandeciente y voluptuosa sobre las margenes de la cancha, en lo que representa un paisaje magnífico.
Por Gabriel Baldi, desde Sudáfrica