A 20 años del Mundial en el que dentro y fuera del campo, hubo entrerrianos que hicieron historia

En 2001, la Copa Mundial de rugby reducido tuvo lugar en Mar del Plata y allí, el paranaense Martín Gaitán fue de la partida junto a los mejores exponentes argentinos que representaron al país.

En aquella ocasión, el jugador surgido en el CAE, que supo además vestir la casaca de Los Pumas, el CASI y el Biarritz francés, tuvo el privilegio de afrontar el certamen de principio a fin.

El certamen, marcó también un hito en nuestro país y la dirigencia nacional, que supo realizar con creces un evento de tal magnitud.

EN LA MEMORIA

Tras la Copa del Mundo 1999 y con la destacada performance que tuvieron Los Pumas, sumada a la actuación de los equipos sudamericanos en la World Sevens Series, el tercer Mundial de Seven estaba al caer que se iba a realizar en la otrora CONSUR (Confederación Sudamericana de Rugby).

En la oportunidad, las dirigencias aprovecharon el alto perfil que había generado la llegada del Seven a Punta del Este y Mar del Plata en los primeros dos fines de semana del año 2000.

En ese momento ya se sabía que en enero de 2001, la Copa del Mundo de Seven sería en Mar del Plata.

Si bien la UAR presentó en aquel entonces una propuesta ante la Internacional Rugby Board para disputar la cita en octubre, en cancha de Vélez, el órgano que rige al rugby mundial dispuso la realización de la cita en Mar del Plata, en enero.

Desde lo deportivo, Argentina conformó para la oportunidad una suerte de “Dream Team”. Martín Gaitán, fue el representante entrerriano en un equipo que tuvo a Agustín Pichot como capitán, a Pedro Baraldi, José Núñez Piossek, Santiago Phelan, Francisco Leonelli, Diego Albanese, Hernán Senillosa, Felipe Contepomi e Ignacio Corleto.

La competencia empezó desde la tarde del viernes 26 de enero hasta la noche del domingo 28.

En la primera instancia, las zonas estuvieron diagramadas con Fiji, Argentina, Corea, Rusia, Irlanda y Kenia (Grupo A); Sudáfrica, Canadá, Islas Cook, Georgia, Francia y Taiwán (Grupo B); Nueva Zelanda, Inglaterra, España, Japón, Chile y Zimbabwe (Grupo C); Australia, Samoa, Gales, Estados Unidos, Portugal y Hong Kong (Grupo D).

En la fase de grupos, Los Pumas 7’s ganaron con comodidad cuatro de los cinco partidos. Mostraron un rugby vistoso y de ataque pleno, cayendo ante el defensor del título, Fiji, por un try: 19 a 12. En cada juego, el Negro fue parte.

Argentina le ganó a Rusia (49-7); a Corea (27-14) y a Irlanda (36-7). En la faz clasificatoria, superó a Kenia (36-7) y a un duro Sudáfrica (14-12). En semifinales en tanto, el elenco fue derrotado frente a Nueva Zelanda (31-7), el campeón.

Para el conjunto neozelandés, fueron parte entre otros, Rodney So’oialo, Eric Rush, Karl Te Nana, Mils Muliaina y ni más ni menos que el mítico wing Jonah Lomu.

Precisamente el gigante back de los All Blacks, fue requerido en la ocasión para la foto por parte de un fanático paranaense, como Manuel Verzeñassi, por entonces jugador de Capibá, quien aún luce con orgullo aquella postal que logró ingresando al terreno de juego.

EL JUEZ ENTRERRIANO

Estuvo dentro del campo, aunque como mediador. El referee paranaense Víctor Rabuffetti impartió justicia en la cita ecuménica y junto al bonaerense Pablo De Luca, fueron los dos argentinos en hacer lo propio.

Aunque a priori Rabuffetti iba a ser juez asistente, un árbitro canadiense se lesionó en los testeo previos a la competencia y allí pudo asumir el entrerriano.

EL TRABAJO OPERATIVO

Parte de la Unión Entrerriana de Rugby, de la mano de Eduardo Tenca y Xavier Uranga, entre otros, dijo presente en la realización del certamen aportándole a la cita sus conocimientos en base a la experiencia de años previos con el Seven de la República.

“Todo empezó en 1995, con el primer Seven Internacional que se disputó en Mar del Plata. Allí fuimos con Xavier (Uranga)… Una vez allá, integrados al campeonato como dirigentes, él me sugirió ‘meter al rugby en una computadora’, algo que sonaba innovador para la época. Entonces empezamos a trabajar con las estadísticas de todos los partidos. Y, a eso, le sumamos otro detalle que en ese entonces no era nada común, como la utilización de los handies. Yo había conseguido tres handies marinos, con los que me comunicaba con Xavier desde cualquier sector del campo y con el locutor del torneo, a quien le íbamos pasando todos los detalles para que informara como voz del estadio”, contó Tenca, ex presidente de la UER e integrante del Consejo Directivo de la UAR.

“La realidad fue que ese Seven fue muy poca gente, pero con los años el certamen fue levantando hasta llegar al Mundial de Seven, un gran premio para el deporte en el país. Un momento inolvidable, ya que intervinimos como representantes de la UER por los aportes que habíamos hecho antes y lo hicimos con todo nuestro equipo. Prácticamente nos ‘hicimos con la Mesa de Control’ del torneo. Viajamos desde Paraná con un gran grupo de dirigentes y dejamos nuestro legado. Fue una gran experiencia”, recordó el ex jugador del Club Tilcara y los seleccionados provinciales.

Sin lugar a dudas, fue, es y será, una gran experiencia para el Seven nacional y para el orgullo de todo el rugby entrerriano.

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