El rugby entrerriano vuelve a exportar talento. Esta vez se trata de Bautista Colombo, un joven de 20 años nacido en San Jaime de la Frontera, localidad del norte entrerriano, que acaba de iniciar una etapa tan exigente como soñada. Desde hace pocos días, vive en Miami, donde comenzó a estudiar en la Millennia Atlantic University y, en paralelo, se prepara para sumarse al equipo de rugby de la institución.
La historia de Bautista -hijo de Ulises, impulsor del rugby en su pueblo- es parecida a la de tantos jóvenes que encuentran en el deporte un camino para crecer. Pero también tiene algo distinto: la valentía de salir de su lugar, de dejar familia y amigos, y animarse a dar un paso hacia lo desconocido. De un pueblo entrerriano a una ciudad cosmopolita como Miami, donde conviven decenas de culturas y donde el rugby, si bien no es el deporte más popular, está creciendo de la mano de proyectos universitarios.
La posibilidad llegó gracias a un amigo, pero detrás hay años de esfuerzo. La ovalada marcó su vida desde muy chico, primero en su club y luego como una herramienta de formación personal. Hoy, sentado en una residencia universitaria, empieza a planificar su día a día entre libros, entrenamientos y nuevas amistades.
Con la humildad de quien sabe que todo recién comienza, Colombo -quien residió los últimos meses por estudio en Santa Fe- dialogó con MIRADOR ENTRE RÍOS sobre sus sensaciones, expectativas y proyectos. En una entrevista abierta, el joven estudiante y rugbier habló de su presente y de un futuro que lo ilusiona.
-¿Cómo surgió la posibilidad de viajar a Miami y combinar estudios universitarios con rugby?
-La oportunidad surgió de una manera bastante inesperada. Un amigo me habló de la universidad, me contó que existía la chance de venir a estudiar y a jugar, y enseguida me interesé. Empecé a averiguar, me puse en contacto con el entrenador del equipo, le pasé mis datos básicos, como mi peso, mi altura y mi edad, y a partir de ahí las charlas avanzaron. Todo fue bastante rápido: en cuestión de semanas estaba confirmada la posibilidad de mudarme.
-¿Qué fue lo primero que sentiste cuando te confirmaron que ibas a poder vivir esta experiencia?
-La verdad es que lo primero que sentí fue una emoción enorme. Era una oportunidad que no me imaginaba tan pronto, y que encima tenía que ver con el rugby, que es lo que más me gusta hacer en la vida. Fue una mezcla de alegría, ansiedad y orgullo. También apareció un poco de miedo, porque sabía que significaba dejar mi casa, a mi familia y a mis amigos, pero todo eso fue superado por las ganas de crecer y de aprovechar al máximo esta experiencia.
LA VIDA UNIVERSITARIA Y SU RUTINA
-¿Qué estás estudiando en la universidad y cómo organizás tus tiempos entre las clases y los entrenamientos?
-Estoy estudiando Administración de Empresas. Por ahora los tiempos no son complicados porque todavía no comenzaron los entrenamientos de rugby, solo estoy yendo al gimnasio y cumpliendo con la universidad. Pero sé que cuando arranquen las prácticas y los partidos, va a ser más exigente. La clave es organizarse: tener un plan de estudio claro, respetar los horarios de descanso y aprovechar cada rato libre para entrenar o estudiar.
-¿Cómo fue la adaptación en tus primeros días a un país nuevo, con otra cultura, otro idioma y un estilo de rugby diferente?
-Me sorprendió lo cómoda que fue la adaptación. Pensé que iba a costar más, pero la verdad es que estoy rodeado de gente con la que comparto muchas cosas: jugadores de rugby, otros deportistas y, en su mayoría, argentinos. Es un grupo muy lindo, me recibieron muy bien y eso hace que todo sea más fácil. Igual, sé que lo más difícil recién empieza: el idioma, la intensidad de los entrenamientos, la competencia. Pero lo tomo como un desafío positivo.
EL RUGBY EN ESTADOS UNIDOS Y LOS OBJETIVOS DEPORTIVOS
-¿Qué diferencias notás o creés que vas a encontrar entre el rugby que se juega en Argentina y el que estás empezando a conocer en Estados Unidos?
-Por lo que me contaron mis compañeros y por lo que pude ver, es un rugby mucho más físico. No es ese rugby desorganizado que muchos imaginan cuando piensan en Estados Unidos. Acá el nivel es bueno porque hay muchos jugadores extranjeros: las universidades hacen un esfuerzo grande por traer chicos de otros países, y eso eleva la competencia. Creo que me va a ayudar a crecer en lo físico y en la intensidad de los partidos.
-Si tuvieras que describir un día típico tuyo allá, entre clases, entrenamientos y vida social, ¿cómo sería?
-Por ahora es bastante tranquilo porque recién estoy llegando. Generalmente me levanto temprano, voy al gimnasio, después vuelvo a cocinarme algo, a veces salgo a correr un rato y más tarde vuelvo al gimnasio. Todo eso lo combino con las clases y con compartir tiempo con mis compañeros. Más adelante, cuando empiecen los entrenamientos de rugby, mi rutina va a ser más cargada: gimnasio, clases, prácticas, partidos.
-¿Cuáles son tus objetivos deportivos en esta etapa?
-Mi gran objetivo es destacarme lo más posible entre los jugadores de acá y dar el salto a un equipo importante. Pero sé que es un proceso, que primero tengo que entrenar mucho, mejorar físicamente, adaptarme al juego y recién después pensar en subir de nivel. Estoy enfocado en eso: en entrenar, en crecer, en dar lo mejor de mí en cada práctica y en cada partido.

Ulises Colombo, papá de Bautista, un referente del Desarrollo Entrerriano
UNA EXPERIENCIA QUE PUEDE INSPIRAR A OTROS
-¿Qué mensaje le darías a otros jóvenes entrerrianos que sueñan con combinar estudio y deporte en el exterior?
-Lo que les diría es que nunca dejen de esforzarse y que no abandonen lo que les gusta. En mi caso es el rugby, pero puede ser cualquier deporte. A veces parece imposible, pero con constancia las oportunidades aparecen. Y cuando aparezcan, hay que animarse a dar el salto, aunque signifique dejar cosas atrás. Vale la pena, porque es una experiencia que te cambia la vida.
Con sus 20 años, Bautista Colombo es parte de esa generación de jóvenes que sueña en grande y trabaja para cumplirlo. Desde San Jaime de la Frontera hasta Miami, su historia es una inspiración para muchos chicos de Entre Ríos que imaginan un futuro en el deporte y en los estudios. La pelota ovalada lo llevó lejos, pero el esfuerzo y la pasión son los que marcan el camino.