Con experiencia y oportunismo para aprovechar cada situación favorable, Crusaders prevaleció ante Jaguares en Christchurch y cantó victoria por 19-3, para conseguir así su tricampeonato en el Súper Rugby.

El primer tiempo tuvo un desarrollo equilibrado, en el que primaron las defensas. El partido fue friccionado y reñido.

En su primera chance favorable en campo rival, Jaguares logró sumar. Joaquín Díaz Bonilla se encargó de abrir el marcador con un penal factible, a los 15′.

A los 26′ y con el oficio que caracteriza a Crusaders, Codie Taylor apoyó después de varias fases y Richie Mo’unga convirtió para dejar al local al frente.

En tanto, en la más clara del conjunto argentino, tras un gran off-load de Pablo Matera, Matías Moroni quedó a la vera de la meta rival, en donde supo lucirse la defensa neozelandesa.

En las formaciones fijas, principalmente el scrum, en esta etapa el elenco dirigido por Gonzalo Quesada fue de mayor a menor y un nuevo penal cedido cerca de la línea de 22 yardas, hizo posible que Mo’unga adicionara tres puntos más a la cuenta de su equipo.

Tras esa acción, el descanso llegó con el 10-3 parcial.

En el inicio del complemento Crusaders inclinó el campo a su conveniencia y comenzó a desgastar a Jaguares, jugando cerca de la zona de peligro.
En una de las jugadas más sorprendentes del encuentro y cuando todo el estadio AMI pensaba que el local iría al line, en cinco yardas, una maniobra rápida dejó perpleja a la defensa de Jaguares y un maul derivó en pedido de TMO, con un try que finalmente no fue. No obstante, el hecho marcó el inicio del reflejo del oficio y la experiencia de uno y otro.

Seguidamente, el dueño de casa continuó acechando la defensa rival y en sendas oportunidades, Mo’unga volvió a sumar, para dejar el partido 16-3, a los 20’.

Nuevamente el apertura neozelandés aportó un penal lejano a los 35′ para empezar a desatar el festejo de su parcialidad.

No quedó tiempo para más y el marcador, aunque talvez algo holgado, fue para un justo ganador. Jaguares en tanto, dejó todo y posicionó al rugby argentino en lo más alto.