Nueva Zelanda volvió a dominar a Australia y se llevó una vez más la Bledisloe Cup, un trofeo que se queda en la tierra de los All Blacks de forma consecutiva desde 2003.

Fue 29-9 en Wellington, y en las primeras dos fechas del Rugby Championship los de negro acumularon victorias con bonus y los aussies cero puntos y apenas un try.

Sin jugar en un nivel perfecto como tiene acostumbrado, pero dominando en todas las facetas de juego, rápidamente los neozelandeses se pusieron en ventaja. Se pasaron la pelota y llegó el primer try de Dagg en la punta. Aaron Smith y Beauden Barrett fueron los dueños del juego y el wing de Crusaders, de gran temporada en el Super Rugby para su regreso al seleccionado tras perderse el Mundial, no perdonó y facturó por duplicado.

Los australianos intentaron, pero nunca tuvieron chances concretas de try. Solo penales de Bernard Foley y uno de larga distancia de Reese Hodge para por lo menos estar 15-9 abajo y en partido al término de un primer tiempo que tuvo varios roces y alta temperatura.

Aunque sólo estuvieron cerca en el resultado, porque en el juego nunca pudieron hacerle frente a los All Blacks. Y de a poco, los locales marcaron más diferencia. Julian Savea sumó un nuevo try para su espectacular foja de servicios y Sam Cane terminó de liquidar la historia. Nada le iba a sacar el triunfo de las manos ni el bonus.

Lejos de conformarse, Nueva Zelanda siguió buscando. Australia, desconcertado, sin una defensa sólida ni juego porque Quade Cooper poco pudo hacer en un partido para el olvido. Nick Phipps, como siete días atrás, pudo marcar su try pero se le cayó la pelota en el momento de apoyar. Ni esa le salió a los dirigidos por Michael Cheika.

En dos fechas del Rugby Championship quedó demostrado el nivel de uno y del otro. Los All Blacks, pese a los cambios en el plantel, siguen demostrando ser los mejores. Los Wallabies son una sombra de los que llegaron a la final del último Mundial.