¿A quién le sirve?

En las categorías infantiles al menos en el rugby, más allá de lo que opinen algunos padres o allegados, los resultados directamente no importan. En las divisiones juveniles tampoco son importantes más allá de los exitistas de siempre que desaparecen a la hora que los números no son favorables.

POR MANUEL ARRÍAS

En una y en otra lo que importa y es por lo general lo que se enseña en los clubes, es la formación del individuo ya sea en la parte personal y moral como también en lo técnico. Por algo se dice que el rugby es para todos, gordos o flacos, petisos o altos; rápidos o lentos; hábiles o inhábiles; en fin para todos.

En esto no hay diferencia entre los clubes de “elite”, con los de «medio pelo» (técnicamente hablando), con los llamados en desarrollo o los de incipiente formación. Son todos bienvenidos.

El tema se vuelve problemático cuando llegamos a las divisiones superiores (Primera, reserva, pre-reserva). Por algo en las distintas Uniones se divide a los clubes en cuanto a sus prestaciones, pero también en cuanto a sus aspectos cualitativos y cuantitativos. Las diferencias allí se vuelven extremas y muchas veces peligrosas para todos los jugadores que participan de un partido entre equipos de muy diferente nivel. Un mal tackle por alguien que no sabe y/o conoce su técnica puede tener consecuencias graves; lo mismo que en el juego aéreo; o en un tackle a destiempo; una mala formación en un scrum; un mal ingreso a un maul o un ruck puedo tener consecuencia tanto para quien comete la infracción como quien la soporta o no. Las diferencias cuando son grandes no le sirven a nadie, ni siquiera a los referees que no saben muchas veces que hacer ante estas circunstancias. En los planteles superiores estoy convencido que no le sirven a nadie.

¿Qué puede aprender un hombre ya formado con una goleada en su contra? ¿Qué puede aprender alguien a quien se lo llevan “puesto” en un scrum, un maul o ruck, haciéndoles sentir el rigor del juego? ¿Qué enseñanza asimila si cada vez que recibe una pelota lo mandan al suelo sin miramientos y el no esta preparado? ¿Qué aprende si en los 80 minutos de juego la pelota pasa lejos y el solo es espectador de cercanías? Nada, absolutamente nada.

Es verdad que uno quiere jugar, muchas veces sin medir las consecuencias, con adversarios cada vez más difíciles, pero todo tiene un grado y exponer a las personas que practican un juego con contacto como el rugby a consecuencias físicas y/o síquicas es un verdadero disparate.

Por eso no entiendo algunos cruces en determinados torneos que no le sirve a nadie.

(Foto: Facebook ADyC)

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