A dónde vamos, cómo vamos

Buscar la forma de que el chico o joven (menor de 15… 20) se interese por saber cosas de su club…

…de su historia, de enterarse en última instancia, gracias a quién o a quiénes él está disfrutando de instalaciones, de un grupo más o menos formado de amigos, un (tal vez más que) entrenador, de actividades programadas y divertidas, canchas/espacio verde y al aire libre, etc., etc. No solo por hacerse de amigos (muy válido y fundamental), por mejorar su técnica o condición física, sino también por interiorizarse de cuánto y cuántos han aportado lo suyo, con mucho esfuerzo y generosidad, pensando en los que vendrán. Contarles, hacerles ver y sentir, de a poco y sin saturarlos, desde chicos y conforme a sus edades, todo lo bueno que ya tienen, pero que a su vez tienen que seguir poniendo el hombro dentro y fuera de la cancha, para seguir mejorando y así van a ir aprendiendo, aprendiendo a querer a su club. Por estas cosas decimos que el rugby es co-formador. Como para darle una antesala al título respondiendo a de dónde venimos.

Recuerdo sonriente una canción que reproducíamos de chicos en el micro al llegar a alguna ciudad: ‘Y estos quiénes son pregunta la gente (bis), y otros más prudentes preguntan dónde van (bis). Seguía el nombre del club y ‘venimos a jugar y a pasarla bien’ (bis), pero qué ilustrativa, qué ‘reducción’ de espíritu de rugby!.

Es que si dejamos fluir solamente la corriente del juego, de los jugadores, de lo meramente deportivo y todo lo relativo al exitismo y a la pseudocultura basada más en el pedir que en el dar, sepamos, estemos advertidos del riesgo (no cubierto por ninguna aseguradora todavía por cierto) que estamos corriendo: clubes con poca gente, pero ‘buena’, sólo persiguiendo objetivos deportivos! Y los que crean que el rugby es para unos pocos tocados por la varita, que lo digan abiertamente, blanqueado en aquellas venturosas palabras oídas y vueltas a repetir en cuanta pretemporada comienza, y a partir de eso sí que van a continuar pocos, los ‘buenos’, habría que probar, pero mientras sin mentir ni engatusar (por no decir usar) a nadie. Lo concerniente al exitismo hoy nos lleva, me atrevería a decir, un 90% del tiempo en nuestras apreciaciones, comentarios, publicaciones y acciones al respecto (y eso que mucho que digamos los ‘resultados’ no acompañan: actualmente a nivel clubes en el país, como ‘ganadores’ se podrían considerar al SIC, Hindú y Duendes, creo que a ningún otro, y teniendo en cuenta que en Bs. As. nomás hay más de 100 clubes!). Solo el 10% restante para hablar y ocuparnos de lo medular, que como toda estructura o base de cualquier cosa, si la descuidamos, si la dejamos en piloto automático, se debilita y hasta puede derrumbarse. Saben a qué me refiero. Ah, por cierto esto no se trata de que sea divertido ni tampoco es producto del marketing, simplemente es, y yendo al ‘grano’, parte de la siembra.

Cada uno tildará al análisis como quiera, no hay ni habrá seguramente estadísticas ciertas, de mediano rigor científico, que puedan confirmar o repudiar lo expuesto, pero cada cual, desde su club, desde su rol de entrenador, jugador, dirigente, o simple miembro de un club, sabrá de la calidad humana y no deportiva alcanzada (menoscabada, sostenida o superada) durante el año (o periodo en cuestión, cabe poner como ejemplo al SIC con su plan a 5 años propuesto en 2008 como iniciativa altruista de un significativo grupo de socios). De la ‘onda’ que se respira y penetra en cada institución deportiva, de las infantiles/juveniles desbordadas en número o desbaratadas por acciones enraizadas en frases o ideas del tipo ‘a mi dame 15 que ganen como sea, bueno 18’ y sandeces por el estilo, de clubes con gente (no sólo en edad deportiva), con amigos, más allá que puros deportistas o ‘grandes’ jugadores de primera división (que ‘ojo que va puntera eh! y mirá que faltan dos fechas!’ vs ‘qué lindo está el club, lleno de jóvenes y no tanto’, casi sin hacer alusión a lo que acontece en la cancha), de cuando alguno emocionado se anima a elevarlo al grado de ‘ segunda casa’ en ilustrativa y agradecida referencia al tiempo dedicado y a todo lo que (‘su’ club) le ha dado en la vida, de lo muy a pesar de la ‘tendencia’, o moda al menos, de hablar del ‘blue’ de los VALORES, ‘los códigos’ (mucho menos comprometedores, vinculantes, responsabilizadores, claro está? ), de cuántos gestos, formas y actitudes más de fondo todavía estamos queriendo transmitir y no alcanzaría un libro tal vez. Historias, anécdotas miles, buenas costumbres, tanto dejado desinteresadamente y apasionadamente de lado, arremangándose para la faena que fuere, siempre queriendo pagar la cuenta muchos, ejemplos de generosidad y espíritu vivo e impregnado de rugby.

No vislumbro, ni siquiera por aquel camino, una mínima luz que se acerque a eso de ‘ganar como sea’ ¡?. Porque es un imposible (ni se gana como sea ni se tiene un club modelo como sea), siempre va ser consecuencia de un multifactorial de acciones, de una sumatoria de fuerzas, conductas, aciertos y desaciertos a través del tiempo, vuelvo a repetir, no mensurable, no registrable por la estadística, pero que se vive, se disfruta (o padece), tarde o temprano.

Tampoco nos imaginamos a un grupo de chicos de la M tal encuestando antes de un partido convocante a ‘su’ público sobre si concurre frecuentemente (o no),……, ni mucho menos sobre los motivos del caso (fliares, de salud, laborales-profesionales, o ahondando y animándonos un poquito más en la confección de la misma: internos, ‘políticos’ o ‘por encontrar más obstáculos o incomodidades que verdaderas puertas abiertas y sentimiento de pertenencia’,….). Anónima, claro, si lo que buscamos no es el quién lo dice si no qué se dice, no el iluso ‘que se vayan todos’ si no el fin de corregir o reajustar ciertas cosas que no se estén haciendo tan bien como se cree y así llegar a que la gente vaya más/participe/vuelva (nunca se podrá ‘repatriar’ a ‘todo el mundo’ por su puesto), esté más a gusto y con ganas de participar. Es cierto que no podemos sacarle una radiografía a este cuadro, saber si es fractura o lesión ligamentaria, pero en todo caso, cabe la curación y la recuperación.

Pregunten en sus clubes, pero no leamos a un solo autor. Para tratar así de aproximarnos a la verdadera historia, a los hechos, metas, a los personajes que pasaron y no deberíamos dejar pasar así como si nada. Estaremos tratando de reconocer para agradecer. Esto, sin perjuicio de lo que siempre va a quedar por hacer, seguir aprendiendo de los errores para poder crecer como personas que pretenden lo mejor de y para su club.

Gracias por leer una vez más y, espero, por vuestra comprensión.

Por Mariano Lemoine, desde Mendoza, especial para Tercer Tiempo 

Opinión

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